5 razones por las que la ira está arruinando tu vida

La ira no siempre desaparece con la situación. A menudo persiste en tu mente. Puede dificultar el sueño, la concentración en el trabajo o hablar con calma con los demás. A veces, seguirás pensando en la pelea o preocupándote por la siguiente, sin darte cuenta de cuánto está afectando tu paz mental.
Ya sea en casa o en el trabajo, el enojo frecuente puede dañar gradualmente tus relaciones. Las personas pueden empezar a evitarte para evitar conflictos. Generar confianza se vuelve difícil y el vínculo se debilita. Con el tiempo, el enojo puede crear profundas divisiones en las familias, las amistades y las relaciones laborales.
En el trabajo, es mejor reaccionar que reaccionar. Expresar el enojo con demasiada frecuencia puede dar una imagen poco profesional. A la larga, podrías perder clientes y colegas.
La ira puede obsesionarte. No dejas de pensar en lo que pasó o en cosas que desearías haber dicho. Puedes sentir que lo estás arreglando todo, pero a menudo te agota. En lugar de seguir adelante, pierdes tiempo que podrías estar aprovechando para sentirte mejor o concentrarte en el presente.
La clave no es evitar la ira, sino manejarla de otra manera. En lugar de reaccionar rápidamente, tómate un momento para reflexionar.
Piensa en qué te enoja de verdad; quizás te sentías realmente herido o asustado. Una vez que lo entiendes, es más fácil mantener la calma. Hablar con claridad y amabilidad suele ser más efectivo que enojarse.
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