Sergio Vega y la vibrante experiencia del sur

En 1924, Walter Benjamin asistía a un caótico congreso en la isla de Capri cuando se cruzó con la destacada actriz y filósofa rusa Asja Lãcis. El romance fue inmediato y juntos escribieron Nápoles, un ensayo que inspira el video que Sergio Vega, artista argentino residente en Estados Unidos, presenta en la exposición Laberintos de la memoria, en la apertura de Bienalsur 2025 en MAMBO de Bogotá, Colombia.
Walter Benjamin en Nápoles es una pieza audiovisual que indaga en “cómo la idea misma del sur se crea a partir de las miradas del norte”, comenta el artista en diálogo con Ñ.
–¿Por qué esta obra es pertinente para Bienalsur?
–Trata de establecer ejes entre las diferentes realidades del sur, y hacerlo fue un desafío interesante, que consistía en trazar los recorridos por Nápoles de Benjamin, conocido por haber establecido la noción de la iluminación profana, es decir, situaciones urbanas en las que se produce un fenómeno de sincronización de diferentes realidades históricas y filosóficas que llevan a una conclusión que se vive como una iluminación.
–¿Su encuentro con Asja Lãcis fue una iluminación en este sentido?
–Sí, de casualidad se encontraron, tuvieron un romance y escribieron juntos este texto, en el que montan una crítica sobre la vida cotidiana y urbana de Nápoles. Son dos pensadores del norte que articulan una idea del sur y pasan por canales que nosotros ya conocemos hoy, pero en aquella época. Las ideas de lo exótico, de una especie de liberación en la experiencia de estar en el sur. Es interesante cómo articulan la noción de la porosidad de la ciudad en relación con el territorio volcánico. Porosidad se articula una visión urbanística y crítica de la pobreza, entre el día y la noche, entre el dormir y el estar despierto. De algún modo, todos los espacios existenciales son permeables y eso es muy fuerte cuando estás en Nápoles.
Still del video "Walter Benjamin en Nápoles", de Sergio Vega en Bienalsur 2025.
–Hay otro texto de Benjamin que se inserta en el relato de tu obra.
–Dentro de este argumento hay otro texto, Hashish en Marsella, que escribió como notas de viaje. Cuando estaba en el Mediterráneo, él se permitía cosas que no se permitiría en París o Berlín. Cuando se iba al sur “se le despertaba el indio”, diríamos nosotros; se permitía experimentar con drogas o enamorarse espontáneamente de alguien y escribir un texto con esa persona. Una búsqueda de liberación casi mística que encontró en el sur.
–¿Cómo se lee desde el punto de vista de los prejuicios?
–Sí, también existen los estereotipos, los trazos de que todo es un caos, que nada se termina, de cómo vive esta gente, cómo funciona todo, esa pregunta que la gente del norte siempre se hace del sur. Pero también vi una gran admiración y un gran respeto de esa libertad de ser, de pensar que tiene la gente del sur, que no está restringida por las éticas protestantes ni por las visiones filosóficas de las culturas nórdicas.
Clarin