El asombro persiste: Delia Cancela y una colección intimista de piezas fuera de tiempo

Con más de seis décadas de trayectoria, Delia Cancela está presentando Oh Dear Oh Dear ¡How queer everything is today! (Querida, querida, ¡qué raro está todo hoy!), su primera muestra como artista de la galería Ruth Benzacar que se podrá visitar hasta el 27 de agosto.
Expresa Marie Bardet, filósofa francesa y autora del texto de sala, que más que un conjunto de obras, es una práctica artística y lo hace más extensivo aún: “tal vez una vida”.
Es que esta exposición es el resultado de esa práctica en diacronía que caracteriza el trabajo de Cancela y que, en este caso, incluye dibujos y esculturas blandas que confeccionó a través del tiempo desde aproximadamente el 2002 hasta la fecha.
Dos salas de la galería se proponen como habitaciones, espacios intimistas.
Reconoce que es probable que algunas de esas piezas las haya empezado incluso hace veinte años atrás, para luego retomarlas, en una o en distintas oportunidades, reconfigurarlas y finalmente concluirlas.
Creaciones que surgen de la asociación de pedacitos de cosas, recortes de papeles y retazos de tela, además de alusiones literarias. Elementos que son referenciados por Bardet de acuerdo con los mundos históricos, visuales y alquímicos que la artista habita y viceversa, también la habitan a ella.
Delia Cancela
Piezas que ahora están organizadas en dos instalaciones dispuestas en los espacios que Cancela pergeñó con la idea de que tuvieran el formato intimista de habitaciones y que a la vez están conectados entre sí.
Lo cierto es que, en uno de esos cuartos sobresalen, adrede, los colores pasteles, los marcos dorados y los hiperbolizados volados, que pueden ser vistos como clichés del rococó, aunque resignificados en el montaje de una “escuelita botánica”, conformada por una variedad de representaciones de flores, algunas que ni siquiera existen en la realidad, sino que son inventadas por la artista. Vale recordar que las flores es uno los motivos, más o menos amorosos, recurrente en su trabajo desde que comenzó a mediados de los años sesenta.
En el otro cuarto, la solemnidad del verde oscuro de las paredes cambia inmediatamente la perspectiva y contribuye a escenificar un estudio ornitológico con ilustraciones de pájaros y mujeres- pájaro.
Lo raro se inmiscuye como la potencia muy especial de lo fragmentario.
En ambos, se sumaron expresiones textiles habituales en su trayectoria. También están los silly poems, poemas divertidos, que creó a través de los años y actualmente los comparte en esa secuencia no lineal, donde la flora, la fauna y lo humano se amalgaman entre sí.
Cancela ya había tematizado sobre la naturaleza y las mujeres en otras oportunidades. Lo hizo en Tesoro, el último episodio de Explorando la colección, el ciclo que se llevó a cabo en la Fundación Amalita junto con otros artistas, lo mismo cuando buscó homenajear a las féminas estudiosas de la botánica, por caso María Sibylla Merian, naturalista e ilustradora alemana, nacida en el siglo XVII. Ella está ahora homenajeada en una de las obras textiles de la muestra.
Al mismo tiempo, se sabe que la artista es una confesa seguidora de Alicia en el país de las maravillas y de su autor Lewis Caroll. Tal es así que, esta vez, la recurrencia se advierte desde el inicio, en el título de la exposición. Ahí está plasmada la exclamación ante la rareza que le provocó al personaje darse cuenta que se sentía diferente al día anterior y que algo se había modificado durante la noche. Cuestión a la que sobreviene la duda identitaria: “¿Quién soy? ¡Ah, ese es el gran enigma!”
Delia Cancela
Y más allá de Alicia, la pregunta y por ende la transformación se vuelve visible en la naturaleza representada en cada una de las piezas de Cancela, lo mismo en el desconcierto de las palabras que pueden parecer sin ton ni son, como un breve tributo al nonsense, sin sentido, de Caroll.
Es que el asombro persiste transversalmente durante toda la muestra no de manera unívoca, sino en la permanente oscilación entre el extrañamiento, el susto y la admiración.
Algo que se reconfirma en cada pieza en sí misma y en diálogo con las otras, al funcionar como un delicado manifiesto, que, en lugar de vociferar, deviene un susurro donde la belleza, y la inasible mutación, de las representaciones de la flora y la fauna pueden ser leídas -o escuchadas- como una respuesta ante el desastre ecológico.
Delia Cancela, y un gesto de radical irreverencia.
A su vez, y más allá de la primera apariencia taxonómica que puede causar el montaje, la artista se corre de la obviedad de clasificar a las aves y flores o mejor dicho lo hace a su modo, antojadizo. Y le escapa al imperativo de la domesticación del presente, reducido al binomio del “me gusta/no me gusta”, tal cual se postula en el texto de sala.
Por el contrario, propone que la experiencia en esos cuartos se transite a un ritmo desacelerado, como fuera de tiempo, y con la invitación implícita de volver a observar. “Mi obra no es inocente”, señala Cancela. “Demanda que te detengas -profundiza la artista- que mires y que, si podés, te la lleves puesta”, sintetiza.
Oh Dear Oh Dear ¡How queer everything is today!, de Delia Cancela, se puede visitar de martes a sábado de 14 a 19, en Galería de Arte Ruth Benzacar, Juan Ramírez de Velasco 1287, CABA.
Clarin