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A 50 años de la muerte de Hannah Arendt: retrato de una mente imprescindible, por Thomas Meyer

A 50 años de la muerte de Hannah Arendt: retrato de una mente imprescindible, por Thomas Meyer

Hannah Arendt es, probablemente, la pensadora que atravesó el siglo XX y trascendió a sus maestros. Desde el centro de Europa, primero, –luego Estados Unidos–, presenció la radical transformación de la escena política mundial que dio lugar al Holocausto al que consideró el “sórdido sonido del silencio de la maldad humana”. Fue filósofa, historiadora, politóloga, socióloga, profesora de universidad, escritora y teórica política alemana, posteriormente nacionalizada estadounidense, de religión judía.

Thomas Meyer, autor de la biografía Hannah Arendt. Crédito: Andreas Hornoff.Thomas Meyer, autor de la biografía Hannah Arendt. Crédito: Andreas Hornoff.

El filósofo Thomas Meyer se especializó en su pensamiento y tomó el desafío de escribir Hannah Arendt (Anagrama) una biografía intelectual que publicó en alemán en 2023 y que, en traducción de J. Rafael Hernández Arias, llega ahora en español. Profesor de Filosofía de la Universidad de Múnich, Meyer tuvo acceso a documentación inédita sobre la vida de Arendt.

Con una formación excepcional, en 1924 Arendt comenzó sus estudios en la universidad de Marburgo (Hesse) y durante un año asistió a las clases de Filosofía de Martin Heidegger y de Nicolai Hartmann, y a las de teología protestante de Rudolf Bultmann, además de griego. A comienzos de 1926 se trasladó a la universidad Albert Ludwig de Friburgo para estudiar con Edmund Husserl. A continuación, estudió Filosofía en la universidad de Heidelberg (Baden-Wurtemberg) y se doctoró en 1928 bajo la tutoría de Karl Jaspers.

La vida de Arendt fue un diálogo permanente entre la teoría y la práctica. Fue una pensadora radicalmente independiente, crítica tanto de los totalitarismos como de su propia comunidad judía, lo que le generó grandes polémicas. Su ruptura con el ambiente académico alemán comenzó en 1933, al ver cómo muchos intelectuales, incluso judíos, se alineaban con el nazismo. Esta traición moral la llevó al exilio: primero a París, luego a EE.UU., tras huir de los nazis.

Arendt defendió la libertad individual y la necesidad de comprender el mal para combatirlo. Su famosa tesis sobre “la banalidad del mal”, surgida del juicio a Eichmann, expresó esta convicción: el horror no siempre viene de monstruos, sino del silencio y la obediencia. Meyer rescata todo para construir un monumental retrato en el que definió a una mujer lúcida y combativa, cuya vigencia radica en su capacidad de pensar contra la corriente. A ella se refirió en una conversación por correo electrónico.

Meyer participará de las jornadas “Hannah Arendt: Del exilio a la posverdad”, del 4 al 7 de septiembre en el Centro Cultural San Martín, en conmemoración del 50º aniversario del fallecimiento de la pensadora, organizadas por el Goethe-Institut y la cátedra Walter Benjamin – DAAD. También visitará los Goethe-Institut de Santiago, Córdoba y Montevideo para presentar su libro. El encuentro cuenta con el auspicio de Ñ.

Thomas Meyer, biógrafo de Hannah Arendt, es profesor de Filosofía de la Universidad de Múnich. Crédito: Andreas Hornoff.Thomas Meyer, biógrafo de Hannah Arendt, es profesor de Filosofía de la Universidad de Múnich. Crédito: Andreas Hornoff.

Meyer sostiene: “Probablemente, Hannah Arendt se dio a conocer realmente en 1942, cuando escribió para el periódico Aufbau, fundado por emigrantes judíos de Alemania. El periódico pronto le dedicó una columna, que rápidamente tuvo éxito. A partir de entonces, “Arendt” se convirtió en un nombre a tener en cuenta. Su primera obra importante, Los orígenes del totalitarismo (1951), fue ampliamente reseñada, al igual que la edición alemana Elemente und Ursprünge totaler Herrschaft (1955). Hannah Arendt se hizo muy conocida en Alemania (a través de la radio y la televisión) y, a finales de la década de 1950, ya se la consideraba una ‘estrella’. Desde entonces, las cosas no han cambiado, ¡ni para bien ni para mal! Fijate en el vocabulario que se utiliza: ‘polémica’, ‘la gran pensadora’, etc. Suena como algo sacado de otro contexto. Arendt se ha convertido en una etiqueta”.

–¿Por qué cree que Hannah Arendt se llevó consigo las tragedias de Esquilo cuando en 1941 viajó de París a Nueva York?

–¿Por qué Esquilo? Conocía sus obras desde sus días de colegio, ya que formaban parte del canon de la escuela secundaria humanista. Quizás fue una coincidencia, quizás sintió que su situación no le permitía leer nada más que Esquilo. Los persas es también la tragedia griega más antigua que se conserva, un retorno a los orígenes de la tradición para comprender el presente; al fin y al cabo, se trata de un movimiento de pensamiento en el que Arendt siempre está involucrada.

–¿Qué significaba para ella la cita de Los persas de Esquilo, “La batalla es por todo esto...”, escrita en la última carta que envió a su primer marido, Günther Stern-Anders?

–Cuando Arendt escribió esta frase a Günther Stern-Anders el 4 de agosto de 1940, Francia se había rendido cinco semanas antes, los preparativos para la batalla aérea contra Inglaterra estaban casi terminados, la batalla del Canal de la Mancha ya estaba en pleno apogeo y Japón había anunciado que quería establecer un “Nuevo Orden” en la “Gran Asia Oriental”. La Segunda Guerra estaba en pleno apogeo y se intensificaron las medidas contra los judíos en el Reich alemán y los territorios ocupados. La futura batalla realmente tenía que librarse por todo.

Hannah Arendt y su primer marido Günther Stern-Anders.
Hannah Arendt y su primer marido Günther Stern-Anders.

–¿Cómo y cuándo se enteró Arendt de la muerte de Walter Benjamin? ¿Cómo le afectó?

–Se desconoce de quién y cuándo exactamente Hannah Arendt se enteró de que Walter Benjamin se había suicidado en Port Bou en 1940. En ese momento se encontraba en Montauban con su marido. En una carta a su amigo común Gershom Scholem, fechada el 21 de octubre de 1940, escribió que Benjamin se había suicidado el 26 de septiembre y que ella y su hermana Dora no se habían enterado hasta cuatro semanas después. En otra carta fechada el 17 de octubre de 1941, cuando Arendt ya se encontraba en Nueva York, le contó a Scholem todo lo que había averiguado sobre la muerte de Benjamin. Para Arendt, la muerte de Benjamin fue ante todo un llamamiento a ocuparse de la “vida después de la muerte” de su amigo (un término acuñado por el historiador del arte Aby Warburg). Junto con Scholem, quería editar los escritos de Benjamin. Pero él decidió hacerlo con Theodor W. Adorno. Un primer intento de la editorial Schocken Verlag fracasó, pero Arendt publicó más tarde un volumen con textos de Benjamin y escribió varios ensayos sobre él y su obra.

–¿Por qué sostiene que Hannah Arendt “ahora solo existe como figura pública”?

–Bueno, Arendt es leída e interpretada como si ya no hubiera secretos. Es completamente transparente. Su vida también se ha considerado completamente aclarada desde la biografía de Elisabeth Young-Bruehl (1982). Por supuesto, salieron a la luz muchos documentos desconocidos, pero la “imagen”, como la llamaba Arendt, ya no podía cambiarse. Considero que se trata de una evolución peligrosa. Arendt debe volver a ser una pensadora peligrosa, o al menos sorprendente. Al menos en lo que respecta a su vida, he intentado inquietar a la gente con esta biografía. Nadie conocía estas historias antes. En vista del populismo de derechas, las tendencias autoritarias, el misántropo Putin y las innumerables guerras en el mundo, ya es hora de que nos convenzamos de que Arendt era diferente, más revolucionaria.

Hannah Arendt, (Linden-Limmer, 14 de octubre de 1906 - Nueva York, 4 de diciembre de 1975). Hannah Arendt, (Linden-Limmer, 14 de octubre de 1906 - Nueva York, 4 de diciembre de 1975).

–¿Cuándo y cómo percibió que la prosa de Hannah Arendt cambió tras la finalización de sus dos obras fundamentales? Es decir, ¿Los orígenes del totalitarismo y La condición humana?

–Las diferencias solo se notan en inglés. Arendt no solo tenía mucha más experiencia y dominio de ese idioma, sino que también era más sofisticada en general. Esto significa que con Los orígenes... había sentado las bases para comprender los siglos XIX y XX, sobre las que podía abordar cuestiones como la coexistencia pública y privada, el individuo y su entorno, y una teoría de la acción. A pesar de todas las críticas culturales que contiene La condición humana, el libro es, en pocas palabras, la contrapartida positiva de Los orígenes...

–¿Cómo se hizo un lugar como intelectual y académica en los Estados Unidos en la década de 1960?

–¡Hannah Arendt simplemente estaba allí! Publicó desde 1941 y fue “visible” desde entonces, argumentando de forma inteligente y polémica, inusual y sorprendente. Otros fueron capaces de reconocerlo. Tenía amigos que editaban revistas o eran editores, que reconocieron su talento. Con cada libro, con casi cada ensayo, conseguía una gran respuesta. Además, en la década de 1960 ya no estaba sola, ya que cada vez más mujeres, ahora una generación más jóvenes, estaban entrando en la esfera pública. Por fin, era evidente que había llegado el momento. No nos hagamos ilusiones: Arendt no promovió a nadie, ni a Susan Sontag ni a nadie más. Mary McCarty ya era una escritora y ensayista importante, pero otras mujeres podrían haber necesitado la ayuda de Arendt, pero ella era muy dura. Esto no tenía nada que ver con la calidad, sino con un espíritu competitivo bastante feroz hacia su propio sexo...

Hannah Arendt en el juicio a Eichmann. Jerusalén, 2 de mayo de 1961.
© Washington D.C., United States Holocaust Memorial Museum, courtesy of The Steven Spielberg Jewish Film Archives of the Hebrew University of JerusalemHannah Arendt en el juicio a Eichmann. Jerusalén, 2 de mayo de 1961. © Washington D.C., United States Holocaust Memorial Museum, courtesy of The Steven Spielberg Jewish Film Archives of the Hebrew University of Jerusalem

–¿Qué significó para ella haber presenciado el juicio contra Eichmann y la publicación del libro Eichmann en Jerusalén?

–Es posible que la curiosidad influyera inicialmente en su decisión de asistir al juicio de Eichmann. En una carta, Arendt escribió que se había “perdido” los principales juicios por crímenes de guerra en Nuremberg, pero que no dejaría escapar esta oportunidad. Por supuesto, las razones personales influyeron, como es fácil imaginar. Pero no hay que olvidar que, desde que se conocieron los detalles del asesinato de seis millones de judíos, Arendt había estado preocupada por el “mal radical”. Eichmann personificaba esta idea, por así decirlo. Así que Arendt tenía que ir.

Ninguna otra publicación ha sido objeto de tantas revisiones como Eichmann en Jerusalén: Un informe sobre la banalidad del mal. Esto dice mucho sobre la importancia de esta obra para Arendt. Las fuertes reacciones que suscitó el libro despertaron en ella, sobre todo, el deseo de explorar la “vida de la mente”. Este proyecto dominó su pensamiento a partir de 1964/65, a pesar de los numerosos y a menudo significativos textos –solo recuerdo aquí “Sobre la violencia”; “Pensar”; “querer” y “juzgar”: estas tres categorías giraron en torno a todo hasta su muerte, el 4 de diciembre de 1975. Todos sabemos que el libro correspondiente, La vida de la mente, quedó inconcluso, ya que la última parte ni siquiera pudo formularse en lo más mínimo. Pero incluso los textos sobre “pensar” y “querer” nunca recibieron una revisión final por parte de Arendt. Sin embargo, lo que ahora podemos leer por primera vez, gracias a una edición crítica (Wallstein Verlag, Göttingen), es más que una simple cantera. Las reflexiones que contiene son una declaración filosófico-política sobre el Holocausto. En este sentido, el libro se remonta no solo a Eichmann en Jerusalén, sino también a la década de 1940.

Hannah Arendt. Una biografía intelectual
Thomas Meyer
Traducción de J. Rafael Hernández Arias
Editorial AnagramaHannah Arendt. Una biografía intelectual Thomas Meyer Traducción de J. Rafael Hernández Arias Editorial Anagrama

–Usted destaca que hubo un momento de cambio en el que “se politizó y pasó de la filosofía a la historia judía moderna”. ¿Qué factores contribuyeron a ello? ¿Qué ideas y contextos tenía en mente en ese momento?

–Si se quiere, el paso de la filosofía a la historia judía marcó su giro hacia la política. Desde entonces, Arendt se ha preguntado a lo largo de su vida por qué la filosofía se quedó en el nivel de la preocupación por uno mismo, manteniéndose así comprometida con la llamada “primacía de la teoría” y sin comprender que la “práctica” no es algo que contamine la “doctrina pura”. Sin embargo, la acción humana es precisamente la síntesis de la teoría y la práctica –que no tiene nada que ver con Marx– y solo de forma violenta se pueden separar ambas esferas. En este sentido, la obra de Arendt es un completo rechazo a la reducción voluntaria de la filosofía a la teoría, desde la cual se accede laboriosamente a la práctica, pero solo para someterla. Arendt levantaría aquí su dedo índice y advertiría: “¡Kant es la excepción!”. Y el resto es la regla, habría que decir entonces.

–¿Qué papel desempeñó Karl Jaspers en su desarrollo filosófico? ¿Fue él su primera influencia importante?

–Karl Jaspers: ese era su profesor, un amigo muy cercano, quien le devolvió la confianza para poder volver a tratar con los alemanes. Hablaba con él más intensamente que con cualquier otra persona en el mundo, incluido su marido Heinrich Blücher. Su correspondencia con Jaspers es, mucho más que los textos bastante insulsos sobre él, la exploración más significativa de otra forma de pensar. Es imposible dividirla en personal y filosófica, ya que no hay límites entre ambas. Sin embargo, una cosa estaba clara para Arendt: Jaspers no entendía que Arendt era judía, y no alemana. Esto la decepcionó. Por eso es aún más importante la correspondencia inédita de Arendt con la esposa de Jaspers, Gertrud Maier, que era judía. Lo que quiero decir con esto se puede leer ahora en el volumen On Independent Thinking: Hannah Arendt and Her Critics, editado por Georg Hartmann. Jaspers reivindica a Arendt para su filosofía, cuyo mayor desafío residía en lo que él llamaba “independencia”. Arendt supuestamente la encarnaba. Pero ella, al igual que Gertrud Maier, rechazó firmemente este uso.

Karl Jaspers.Karl Jaspers.

–Usted señala que “uno cree ver la influencia de Heidegger en todas partes”. Se refería al uso de términos como “ser-aquí”, “existencia”, “entidad”, “temporalidad”... ¿Cómo se sentía ella respecto a esa influencia en particular? ¿Le gustaba o le incomodaba?

–Hablar de influencia es siempre vago. Arendt leyó a Heidegger durante cincuenta años, desde 1924, pensando con él y en contra de él. Conocía manuscritos que nadie más conocía, a veces lo admiraba y lo decepcionó profundamente con su libro de 1960 Vita Activa (el original en inglés, The Human Condition, es muy diferente), hasta tal punto que él permaneció en silencio durante cinco años y posteriormente le escribió tonterías insultantes y sin sentido. Sin embargo, el pensamiento filosófico tenía que poder enfrentarse a Heidegger, mientras que para Arendt tenía que inspirarse en Jaspers. Ambos, a su vez, tenían que enfrentarse al abismo, es decir, al Holocausto. Así, Heidegger fue reinterpretado radicalmente por ella, al menos en lo que respecta a su intención. Después de la guerra, le ahorró la pregunta sobre sus acciones y pensamientos entre 1933 y 1945. Creía saber que nada sensato habría salido de ello (le gustaba llamarle “mentiroso”). Así que se adhirió a su filosofía, a su forma de pensar. Algo que muchos aún no le perdonan. Pero así fue.

–¿Qué significó para Arendt el seminario de Heidegger sobre El sofista, de Platón, celebrado en Marburgo en el invierno de 1924 a 1925?

–Para responder a esta pregunta, primero hay que distanciarse de la perspectiva de Arendt sobre esta conferencia. Considero que su interpretación de Heidegger en 1969, cuando felicitó públicamente a su maestro y breve amante por su 80 cumpleaños, es extremadamente cuestionable, incluso desconcertante. En 1924/25, Arendt era una mujer joven e inteligente que dominaba el griego antiguo y estaba más que interesada en la filosofía.

La conferencia de Heidegger sobre los sofistas es un ejemplo paradigmático de su inmenso poder interpretativo, pero también de la violencia que ejercía –él mismo la denominaba “destrucción” en Ser y tiempo– contra los textos. Es posible que esto impresionara a Arendt, pero, por lo que se sabe, ella no se volvió dependiente de ello ni positiva ni negativamente, como tantos otros que asistieron con ella a esta conferencia. Arendt desarrolló una postura al respecto desde el principio, que caracterizó con el término “estudiante”. Un estudiante, en este sentido, absorbe lo que ha aprendido, lo aplica y, de ese modo, lo transforma. A veces más, a veces menos. Su enfoque de los textos de la tradición nunca fue tan violento como el de Heidegger, pero aprendió de él a no tener una falsa reverencia por 2500 años de historia del pensamiento. ¡Eso es algo!

Thomas Meyer participará de las jornadas “Hannah Arendt: Del exilio a la posverdad”, del 4 al 7 de septiembre en el Centro Cultural San Martín.
Crédito: Andreas Hornoff.Thomas Meyer participará de las jornadas “Hannah Arendt: Del exilio a la posverdad”, del 4 al 7 de septiembre en el Centro Cultural San Martín. Crédito: Andreas Hornoff.

–¿Cómo definiría o explicaría la tensión entre Heidegger y Arendt en relación con sus diferencias? ¿Está directamente relacionada con la conexión de Heidegger con el nazismo? ¿O se debe también a diferentes puntos de vista cuando, por ejemplo, Heidegger sostiene que el hombre sufrió una alienación existencial debido al dominio de la tecnología, una idea que Arendt cuestionó y argumentó que el predominio del animal laborans y el homo faber estaba sofocando la esfera pública?

–¡Tenés toda la razón! Vita Activa, incluso más que La condición humana, contiene un fuerte rechazo a la crítica de Heidegger a la tecnología. Además, el libro abre perspectivas antropológicas, mientras que Heidegger busca trascender la filosofía en favor del “pensamiento”. Arendt también quiere “pensar”, pero siempre con la tradición. Para Arendt, la voluntad de Heidegger de habitar en el Ser es simplemente un escape del mundo. Una huida que es también una huida de la responsabilidad (propia). Este es ya el motivo esencial de su crítica de la tecnología. Arendt lo reconoció y lo criticó en consecuencia.

Clarin

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