El Black Bay Chrono 'Carbon 25' de Tudor está diseñado para el carril rápido

Ha llegado esa época del año en la que los apasionados de los relojes como yo empezamos a revisar y reevaluar los lanzamientos clave del año. En una temporada excepcional para todo tipo de relojes, desde los más usados hasta los de lujo, se necesita algo especial para que un reloj en particular destaque entre el resto.
Un ejemplo claro: el Black Bay Chrono Carbon 25 de fibra de carbono de Tudor, lanzado coincidiendo con el Gran Premio de F1 de Miami en mayo. Esta fue la segunda temporada del patrocinio del fabricante suizo al equipo de F1 Visa Cash App Racing Bulls, y el Carbon 25 fue usado por sus pilotos de 2025, Liam Lawson e Isack Hadjar.
El compuesto de carbono, utilizado por primera vez en cajas de relojes en 1980, se ha convertido en un material habitual en el sector deportivo de la industria relojera por su estética modernista. Tudor, famosa por sus relojes de acero, tardó un tiempo en incorporar el carbono. Pero para Tudor, el carbono no es simplemente un motivo decorativo.

El carbono es uno de los materiales más ligeros disponibles para cajas de relojes, lo que supone una gran ventaja en la cabina de un monoplaza de F1. Por ello, Tudor se esmeró en este material para el Carbon 25. La caja, el bisel taquimétrico de una sola pieza y los dos subregistros de la esfera están fabricados en fibra de carbono. Incluso la correa, fabricada en un compuesto de cuero y caucho (con una textura granulada inspirada en los neumáticos de F1), cuenta con eslabones finales de fibra de carbono, lo que le da al reloj un aspecto nítido y discreto que realza la visualización de la esfera. Los pulsadores son de titanio con acabado PVD, mientras que la corona es de acero con acabado PVD.
En cuanto al diseño, elegir los colores de un equipo en relojería conlleva el riesgo de exagerar (y muchos lo hacen con frecuencia), pero el Carbon 25 lo logra con una sutileza agradable. La esfera luce los colores de competición de los Racing Bulls de Visa Cash App, con una esfera abovedada "blanco competición" acentuada con el vibrante azul océano del equipo. La pantalla está rematada con la icónica manecilla blanca de las horas en forma de copo de nieve de Tudor, un elemento muy apreciado por la marca desde su primera aparición en el catálogo de 1969. Todo ese brillo resalta sobre el oscuro lienzo de carbono, lo que facilita y agiliza la lectura del cronógrafo.
Sobre ese cronógrafo. El calibre de cronógrafo automático de manufactura MT5813 que lo impulsa es fruto de una colaboración continua con Breitling y deriva de su calibre B01. La certificación del movimiento independiente como cronómetro (con una tolerancia de entre -4 y +6 segundos diarios) la realiza el COSC, el Control Oficial Suizo de Cronometrajes (CSO). Pero Tudor va un paso más allá, probando el reloj completamente ensamblado con una tolerancia de entre -2 y +4 segundos diarios, lo que garantiza que es uno de los cronómetros más precisos a un precio competitivo. En otras palabras: es una obra maestra, incluso si prefieres conducir a toda velocidad antes que dar vueltas en un circuito.
esquire